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Los protectores de nuestras industrias, caricatura publicada por la revista británica PUCK a finales del s. XIX

Hasta el momento presente se puede afirmar que los bienes que por la producción dispone el conjunto de individuos, bien sea en el orden local, nacional o internacional, son muy inferiores a sus deseos y necesidades. De aquí se deriva que por el momento solamente una parte de ese total de población podía satisfacer un buen número de las necesidades, pero esto no es posible con el total de los individuos. Esta circunstancia hace que una gran parte de los seres humanos, prevaleciendo más en ellos el afán de satisfacer sus deseos en orden al consumo que el de solidaridad y caridad respecto a los demás, utilicen cuantos métodos están a su alcance para conseguir este fin.

Antiguamente y hasta época bastante reciente, la fuerza física (conquista y esclavitud) era el sistema habitual de dominación y apropiación de bienes, pero en el transcurso del tiempo se vió que se podía lograr esa misma finalidad mediante el establecimiento, en el ciclo económico, de una serie de instrumentos que constituyen la fase distributiva y por los cuales la producción o la Renta se reparte en condiciones extraordinariamente desiguales entre los individuos y los grupos de población. De esta forma, distribución y dominación se han hecho términos idénticos, pues los instrumentos de distribución son utilizados para el dominio.

En este sentido, el Capitalismo es, sencillamente, un sistema defectuoso de distribución, que utiliza esos instrumentos como medio de dominación, oponiéndose a la finalidad de los mismos, que es servir al desarrollo económico.

Todos los que han intentado atribuir los gravísimos inconvenientes del régimen capitalista-liberal a un factor o institución determinada, han conseguido el mismo resultado que si se tratase de un fantasma; jamás han podido localizarlo.

No son, en forma alguna, el Capital, ni la Tierra, ni el Dinero, ni la institución de la Propiedad privada, como pretende la teoría marxista, los factores causantes de los defectos del Capitalismo. El Capitalismo es un concepto dinámico, funcional; es el conjunto de instrumentos y mecanismos de Distribución que, funcionando en condiciones y modalidades determinadas, constituye un sistema de dominio.

La superación del Capitalismo no debe intentarse en forma alguna, anulando la propiedad privada, o el dinero, o destrozando el capital (instrumentos de trabajo), ya que éstos son factores de desarrollo y los únicos efectos que se obtendrían, sería retroceder rápidamente a una economía primitiva. Es actuando sobre el conjunto distributivo como se puede obtener, mediante una variación funcional de cada uno de los instrumentos que forman el sistema, superar los vicios del Capitalismo.

No se debe interpretar este concepto en el sentido de que los instrumentos de dominio pasen a manos del Estado, ya que puede persistir y de hecho persiste y aun se agrava, la distribución defectuosa (Leninismo de la U.R.S.S.), sino más bien de conseguir que sean exclusivamente instrumentos de distribución que cumplan su verdadera finalidad ya indicada, y no de dominio en unas u otras manos.

[…]

Por todo este sistema de relaciones y procedimientos se consigue que el total de la producción se divida en tantas fracciones como habitantes tenga la nación, pasando al dominio individual de cada uno de ellos y realizándose la fase de consumo. El que la parte correspondiente a cada habitante o grupo de ellos (obreros, técnicos, propietarios y cultivadores de la tierra, Estado, etcétera), sea mayor o menor, dependerá de como funcione todo ese conjunto que forma el sistema distributivo, es decir, del manejo de los instrumentos de distribución o, lo que es lo mismo, de dominio económico. A continuación figuran los mecanismos que lo integran:

INSTRUMENTOS Y MECANISMOS DE LA DISTRIBUCIÓN Y DEL DOMINIO ECONÓMICO

      1. Instrumentos de pago. Moneda.

      2. Organización del crédito. Banca.

      3. Interés del Capital.

      4. Salarios y beneficios.

      5. Explotación de la Tierra.

      6. Precios.

      7. Comercio Internacional.

      8. Régimen fiscal y presupuestario.

      9. Seguros sociales.

      10. Asistencia pública.

Cada uno de estos instrumentos no se puede considerar aisladamente, ya que entonces carecen de significación. En cambio, forman un sistema y adquieren una trascendental significación cuando se considera el conjunto simultáneo del funcionamiento de ellos.

Higinio Páris Eguilaz, en El Estado y la Economía